Si la escucha es algo tan beneficioso (ver las ventajas que tiene en el post anterior sobre Escucha Activa), ¿por qué no lo hace todo el mundo?
La verdad es que no es fácil. El verdadero problema, lo que hace tan difícil escuchar, es que tenemos demasiadas cosas dentro de nuestra cabeza; hay tanto ruido y distracciones en forma de pensamientos que no tenemos el espacio mental y emocional necesario para poder detenernos a escuchar a la otra parte.
Si queremos escuchar a la otra parte, debemos aprender a escucharnos a nosotros mismos. Si nos tomamos unos instantes de quietud mental antes de escuchar a los otros podremos descubrir lo que estamos pensando y sintiendo en ese momento. Escucharnos a nosotros mismos para calmar nuestra mente, nuestros pensamientos. No tiene nada que ver con meditar ni nada de eso, no nos confundamos. Cuando nos escuchamos a nosotros mismos podemos descubrir en qué estado emocional nos encontramos. Podemos descubrir, por ejemplo, que estamos estresados, o con ansiedad, o enfadados, nerviosos o cansados…. Sabiendo eso, podemos enfrentarnos a la escucha del otro poniendo toda la atención en ÉL (nivel 2 de escucha) puesto que ya nos hemos escuchado a nosotros mismos (nivel 1).
Imagina un mundo en el que se enseñe a los niños en la escuela a escuchar, algo tan importante como leer o escribir. ¿Cómo sería el mundo si los padres aprendiéramos de verdad a escuchar a nuestros hijos, mostrándoles que realmente nos importa lo que digan o sientan, apartando por un momento nuestra «necesidad» de educarles diciéndoles lo que tienen o no que hacer? ¿Imaginas cómo sería la vida en el trabajo si los jefes aprendieran a escuchar en el nivel 2 a sus empleados para saber exactamente cómo pueden ayudarles a obtener lo que se espera de los Equipos? ¿Si escogiéramos a los políticos por sus habilidades de escucha en vez de por sus habilidades de dar discursos motivantes?
La escucha provoca, además, una reacción en cadena. Cada persona que es genuinamente escuchada se siente naturalmente inspirada para escuchar a otra. La escucha es contagiosa. Te invito a que empieces esta cadena hoy mismo, ahora mismo. En tu próxima conversación con un compañero de trabajo, dale tu máxima atención. Escúchale en el nivel 2, escúchale para ver el mundo, la situación, el asunto, desde su punto de vista. Escucha al ser humano, más allá de las palabras. A ver qué pasa.
Uno de los mayores regalos que podemos hacer a alguien es que se sienta escuchado. Con el poder de la escucha genuina podemos transformar nuestras relaciones, nuestras familias y el mundo, al final.
¿Qué te parece? ¿Escuchamos?