W de GROW
Cuando un barco sabe dónde está y a dónde va, ya solo le queda levar anclas y comenzar a navegar. El objetivo final de cualquier conversación de coaching es pasar a la acción. Todo el trabajo que el coachee ha realizado en las etapas anteriores del GROW no sirve de nada si al final no hay un plan de acción que realizar que le lleve hacia su objetivo deseado. Esta definición de qué va a hacer en concreto y cuándo lo va a hacer es el objetivo de la etapa W, Will o Voluntad. Y se llama Voluntad porque la voluntad de pasar a la acción del coachee para obtener sus objetivos, el compromiso, el deseo, el convencimiento de que se va a conseguir, son esenciales para que salga adelante el plan de acción.
Hoy vamos a ver en detalle en qué consiste la cuarta y última etapa delGROW, la W de Will. Recuerda que toda esta serie de vídeos sobre la metodología GROW está basada en este libro recomendable y recomendado de John Witmore, que fue quien la inventó.
Bienvenido, bienvenida a Cosas de Coaching.
A estas alturas del proceso de coaching, nuestro coachee ha descubierto y aprendido muchas cosas, sobre sí mismo y sobre su realidad, capacidades y posibilidades. Desde una buena definición de su objetivo, que, recordamos, debe ser de tipo SMART, pasando por un análisis objetivo de la realidad que le rodea, de sus capacidades y recursos actuales y de los que necesita para obtener su objetivo y teniendo en cuenta todas las opciones que trabajó de forma creativa en la etapa O, ha llegado el momento que todo eso se utilice para decidir qué acciones concretas puede llevar a cabo en pos de su objetivo.
Si has llegado a este vídeo si haber visto los anteriores de la Metodología GROW, aquí arriba te dejo el enlace al primero, la G de Goal, Objetivo. Te recomiendo que empieces por ahí y continúes con los demás, la R de Reality y la O de Optionspara que puedas entender y aprovechar al máximo lo que te comentamos en este.
Ya hablamos largo y tendido sobre la Responsabilidad en las etapas anteriores del GROW. Podríamos decir que conseguir que el coachee se haga responsable es la parte más importante de esta etapa. Habiéndolo sido, como lo fue, en las anteriores. Aquí tiene aún más importancia, porque ese ejercicio de responsabilidad, de saberse que es él o ella la persona que va a conseguir que las cosas se hagan y avancen, es la que realmente permite que la motivación intrínseca haga su trabajo: actuar porque así lo desea.
La responsabilidad permite también que, tras la realización de las acciones, el coachee tenga la capacidad de evaluar si el resultado de las acciones le encaminan o no hacia su objetivo soñado, pudiendo plantear otras acciones o cambiar las existentes para conseguir mejores avances. Permite un auto-feedback honesto y tener la sensación de control sobre el proceso de avance.
Las preguntas clave de esta etapa son muy sencillas.
- ¿Qué vas a hacer?
- ¿Cuándo lo vas a hacer?
- ¿Cómo sabrás o sabré que vas bien?
Es muy importante darse cuenta de que estas preguntas no deben ser tomadas como una imposición por parte del coach. Si hemos logrado la activación de la responsabilidad en el coachee, serán consideradas como una verdadera llamada a la acción, como una petición del coach de que el coachee comparta con él el plan de acción que haya decidido. Esto es tanto así que incluso el coachee puede decidir que la acción que va a tomar sea ¡no hacer nada! y sentirse igual de bien que si plantea una acción cualquiera.
Vamos a ver en detalle cada una de estas preguntas y vamos a ver cómo las aplicó nuestra coachee de ejemplo, Ana, cuyo objetivo de proceso era “hacerse más valiosa profesionalmente”
¿Qué vas a hacer?
La forma de plantear la pregunta por parte del coach debe dar a entender que ha llegado el momento de la verdad, de decidir qué hacer concretamente con toda la información y conocimiento que el coachee ha obtenido durante todo el proceso de coaching. En esta pregunta el coach puede echar una mano al coachee, si le costara decidirse, recordándole alguna de las opciones que surgieron en la etapa O para que pueda elegir o algún aspecto que apareció en la etapa R para que lo tenga en cuenta.
En algún caso, también, tras responder el coachee con la acción concreta que haya decidido se le puede preguntar “¿Cómo te acerca esa acción concreta a tu objetivo?”, para que el coachee pueda reflexionar acerca de la coherencia del plan de acción con la consecución de su objetivo.
Ana, tras darle un poco de vueltas, decidió realizar dos acciones. La primera, re-escribir su curriculum con todas las cosas que había descubierto sobre sí misma durante todo el proceso de coaching y que la hacían más valiosa desde el punto de vista profesional, y la segunda, enterarse de posibles redes de networking de profesionales del ámbito donde desea trabajar para hacerse ver, hacer contactos y colaborar en los proyectos en los que trabajen, aportando todo su valor como persona y profesional. Estas dos acciones acercarán a Ana a su objetivo de rendimiento “hacerme visible y valiosa para las empresas del sector donde quiero trabajar”.
¿Cuándo lo vas a hacer?
Esta es la pregunta más complicada. Quizá sea fácil para el coachee decir qué va a hacer, pero siempre es más difícil, aunque es absolutamente necesario, ponerle un marco temporal a esas acciones. Necesitamos un marco temporal porque nuestro cerebro está siempre calculando cuánto nos queda para llegar a donde queremos llegar, para hacer lo que tenemos que hacer, y en función de eso, acelera o frena su actividad y su planificación.
Si no se pone un límite temporal fijo y concreto, del tipo “el lunes de la semana que viene”, “el 15 de julio de este año” o “todos los martes laborables entre las 10 y las 12 de la mañana”, el coachee corre el gran riesgo de no realizar la acción, por muchas ganas que aparente tener. Digamos que poner un plazo a una acción es un requisito técnico que la convierte en más probable. De nuevo apelamos aquí a la responsabilidad del coachee. De nada vale decir que vamos a hacer algo en un momento concreto si cuando llega ese momento y no lo hemos hecho sin que haya una razón de peso para ello, nos damos un nuevo plazo como si tal cosa… Quizá haya que recordar que el compromiso es del coachee para consigo mismo. Y no hay nada que atente más a la autoestima que no cumplir los compromisos con nosotros mismos.
Ana, como respuesta a esta pregunta, nos dijo que re-escribir el curriculum lo haría durante el próximo fin de semana, que dispondría de tiempo para centrarse y concentrarse, y que la búsqueda de las redes de networking empezaría mañana mismo y que dedicaría al menos media hora de su descanso diario de mediodía, yéndose a comer media hora después de su hora habitual, hasta que lograra integrarse en una red profesional que le interesara y donde pudiera aportar.
En este momento, el coach también puede plantear preguntas que ayuden al coachee a reflexionar sobre lo robusto de su decisión temporal. Preguntas como “¿qué obstáculos podrías encontrarte por el camino?”, “¿Qué ayuda necesitas?” o “¿Qué más hay que tener en cuenta?”. A Ana le sirvió para caer en la cuenta que, para su segunda acción, podría contactar con una antigua compañera de estudios, contacto suyo en LinkedIn, que recientemente publicó un post respecto a un red de trabajo colaborativo que se acababa de poner en marcha. También se dio cuenta que re-escribir su curriculum no serviría de mucho si no lo publicitaba, por lo que decidió también que, tras su actualización, lo publicaría en sus redes sociales profesionales y portales de empleo, junto con su interés en cambiar de empleo.
¿Cómo sabrás o sabré que vas bien?
Esta pregunta sirve, de nuevo para provocar que el coachee reflexione sobre su feedback para poder corregir su plan de acción si no está dando los resultados esperados o continuar con él si sí los está dando. Realizar una acción, aunque la hayamos hecho perfectamente y en el plazo previsto, no nos asegura que estemos en el camino correcto hacia nuestro objetivo. Es más, puede que incluso nos aleje de él en alguna ocasión. Es por ello que es necesario plantearse cada vez los resultados del plan de acción.
En el caso de Ana, para ella es evidente que si recibe nuevas ofertas de trabajo que estén más acordes con lo que ella espera de su vida profesional, sus acciones habrán dado su fruto, pero, de nuevo, que reciba o no ofertas de trabajo adecuadas no depende de ella. Por ello, Ana decidió que iría bien si gracias a su nuevo curriculum publicado o a las redes de networking, conocía a nuevas personas relevantes profesionalmente para ella. No solo responsables de recursos humanos que pudieran pensar en ella como una posible nueva empleada para sus empresas, sino gente interesante que le permitiera seguir mejorando sus habilidades y competencias personales y profesionales.
Para terminar, así como casi la primera pregunta que hay que hacer al coachee al inicio de un proceso de coaching sea “¿Cuál es tu objetivo?, ¿qué quieres obtener?”, casi la última pregunta en esta etapa W sea “En una escala del uno al diez, ¿qué grado de compromiso tienes para llevar a cabo las acciones que has definido?”
La respuesta que debemos esperar del coachee es ocho o más. Hay que estar atentos aquí al lenguaje no verbal y paraverbal de la persona, es decir, cómo responde a la pregunta, para estar seguros de que “siente” verdaderamente la respuesta que nos da. Un coachee convencido, responsablizado y con motivación intrínseca, responderá sin duda con un valor de escala superior al ocho.
Si el grado del compromiso que responde el coachee es menor de ocho, debemos preguntarle “¿Qué te impide calificarlo como diez?”. En general no suele ser un problema de motivación, sino de que el coachee ve la acción o acciones definidas por él mismo como demasiado grandes para el plazo que se ha puesto o con demasiados obstáculos por el medio que no se ve capaz de sortear.
En el primero de los casos se le puede proponer que reduzca la envergadura de la acción descomponiéndola en acciones más pequeñas, más fácilmente alcanzables o ampliar la escala temporal, que quizá haya sido demasiado optimista. En el segundo de los casos deberíamos volver a las preguntas sobre qué ayuda necesita y de quién para eliminar esos obstáculos que ve o, qué obstáculos concretos son y cómo podría obtener los recursos concretos que necesite para eliminarlos.
Si tras esta “vuelta”a las acciones su compromiso sigue estando debajo del ocho, deberíamos sugerirle al coachee que elimine esa acción, puesto que tiene mucho riesgo de no ser llevada a cabo y consumirá recursos (tiempo, esfuerzo) que pueden ser dedicados a otras acciones más valiosas y que le acerquen a su objetivo.
Por fin, terminaremos esta etapa quedando para una nueva sesión de seguimiento del plan de acción y con la definición de nuevas acciones, si fueran necesarias, hasta que el coachee de por conseguido su objetivo.
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